El efecto del tabaco en la piel
El tabaco posee nicotina, alquitrán y monóxido de carbono, sustancias que generan un efecto toxico en la piel y en todos los tejidos del organismo.
Según la cosmiatra hospitaliar y esteticista corporal naturoterapeuta, Susana Lago, el hábito de fumar “acelera el envejecimiento de todos los tejidos del organismo sin distinción, siendo el pulmón el más perjudicado junto con la laringe y faringe, por su participación directa en la acción de fumar”.
En el caso de la piel el daño es más notorio. Este órgano afectado visible y expuestamente, tiene dos vías de envejecimiento según la especialista. La intrínseca, ingreso de sustancias tóxicas al organismo; y la extrínseca, el humo que rodea la piel genera un microclima en torno a ella siendo la cara la más afectada.
Efectos en la Piel:
- Deshidratación
- Vasoconstrictor
- Aparición temprana de arrugas
- Aceleración del envejecimiento del cabello
- Alteración de la estructura ungueal
Todos estos efectos se producen porque el tabaco consume los niveles de vitamina A, produciendo cambios en la cantidad y calidad de colágeno y elastina, no solo de la piel sino de los distintos tejidos del organismo (piel, cartílagos, etc.). También consume los niveles de Vitamina C, afectando el citoplasma celular; y los de Vitamina E, aquejando las membranas celulares.
De hecho, si observamos a los fumadores, sin importar su sexo, en su cuarta década, presentan arrugas comparables con personas NO fumadores que se encuentran en la sexta década. Esta evidencia en el envejecimiento precoz da la pauta de los daños producidos por este hábito.
Susana Lago, además explica que “las arrugas de los fumadores son más estrechas, profundas y con contornos bien marcados, su piel se ve deshidratada y atrófica con poca oxigenación. La epidermis aparece áspera, quebradiza, inflexible, grisácea y apagada”.
Como se mencionó anteriormente, la disminución de las vitaminas A, B, C y E; favorece el accionar de los radicales libres dentro de nuestro organismo, el aumento de las especies reactivas del oxígeno y nitrógeno, generando también un profundo daño tisular.
Por otro lado, el monóxido de carbono que ingresa al organismo al momento de fumar, compite con el oxígeno por tener 200 veces más afinidad con la hemoglobina, lo que disminuye la llegada del primero, sobre todo en los tejidos periféricos como la dermis.
En estos casos, los hemogramas muestran un aumento de su hematocrito debido a una mayor necesidad de oxígeno en la sangre.
Si bien el envejecimiento cutáneo es el fenómeno más significativo que podemos observar, los órganos internos transitan el mismo camino y en algunos casos, como dicen los especialistas de manera más profunda y rápida, lo que culmina con un desgaste biológico prematuro que resta, no solo años sino también calidad de vida.